Foto: Eduardo Sorensen
El impacto de la industria en los ecosistemas
Hay más de 400 concesiones de acuicultura otorgadas al interior de áreas protegidas de la Patagonia. Esta cifra representa un 29% de las concesiones totales existentes en Chile.
Al tratarse del cultivo de especies exóticas y carnívoras, con un sistema de producción
intensivo, requiere de provisión artificial de alimentos, tratamientos terapéuticos, usos de desinfectantes, infraestructura para el desarrollo de las balsas jaula, entre
otras, generando diversos impactos ambientales.
Uso de antibióticos
Los salmones son afectados por enfermedades tanto en agua dulce como salada, las cuales son transmitidas entre ellos con facilidad, producto de la anoxia (falta de oxígeno) de sus aguas y el hacinamiento en el que se encuentran. Entre las enfermedades del salmón se encuentran la bacterial kidney disease (BKD), la piscirickettsiosis (SRS), el síndrome del alevín de trucha arcoíris (RTFS), y la neocrosis pancreática infecciosa (IPN).
Los antibióticos para atacar las enfermedades bacterianas se aplican principalmente mediante dos métodos: con alimentos medicados o por medio de inyecciones.
Una de las graves consecuencias de la medicación en alimentos es que, cuando no es consumido por los salmones, pasa a formar parte de la dieta de peces nativos que viven en las cercanías a las jaulas, alterando la cadena trófica, la salud del ecosistema, generando resistencia bacteriana, entre otros impactos potenciales.
Esto implica que, en general, impacta a los ecosistemas marinos porque contaminan las aguas y permean a las diferentes especies aledañas a los centros de cultivo. No existe un control efectivo ni garantías de que las especies nativas que los rodean ingieran estos antibióticos depositados en el fondo, como los desperdigados por las corrientes marinas.
Contaminación por el uso de productos químicos
Además de los antibióticos, la industria utiliza una gran cantidad de otros productos químicos, entre los que se encuentran: desinfectantes, antiincrustantes y, medicamentos como anestésicos, antiparasitarios y vacunas. Del uso de estos químicos, algunos representan riesgo sanitario y ambiental debido a los métodos de administración y frecuencia aplicados por parte de la industria, como los desinfectantes, antiincrustantes y antiparasitarios.
La presencia de estos productos químicos genera un daño y consumo involuntario para las especies que habitan en estos ecosistemas, ya que genera impacto en su ciclo de vida, pueden ocacionar pérdida de biodiversidad, cambios en las comunidades microbianas y otros potenciales daños.
Escape de salmones
Los salmones son especies exóticas y alteran severamente los ecosistemas nativos porque depredan directamente la fauna nativa de agua dulce y salada, como peces de piedra o colde, pejerreyes, puyes, mote, entre otros. Además, compiten por el alimento con especies nativas que tienen presas similares, como el róbalo, pescados de piedra o colde, huaica, pez hielo o farolito, rollizo y blanquillo.
Entre el año 2010 y 2020, hubo un total de 69 eventos de escapes notificados, con 40 eventos en la región de Los Lagos, 26 en Aysén y 3 en Magallanes. Esto significa que el total de peces escapados fue cercano a los 5 millones de peces, de los cuales solo se recapturaron poco más de 600 mil.
Actualmente, la Ley General de Pesca y Acuicultura indica que tras un escape, las empesas salmoneras serán sancionadas con una multa equivalente al valor de cosecha de la cantidad de peces escapados, recapturado, y el historial de escapes masivos del centro de cultivo. Sin embargo, si no existe autodenuncia por parte de la industria, la fiscalización y comprobación de estos eventos es muy baja o nula.
Residuos industriales
La industria del salmón utiliza infraestructura con redes, bolsas plásticas, sogas (cabos) y boyas, las que al quedar en desuso se convierte basura y un peligro que afecta a las especies nativas, particularmente a animales como aves, peces y mamíferos marinos, como también, deteriora el paisaje.
La contaminación por plásticos se produce porque la industria no se hace cargo de la basura, dejándolos abandonados. Esto transforma en una amenaza para cientos de especies como mamíferos marinos, aves, peces, entre otros.
La desintegración de los plásticos produce microplásticos que, imperceptibles, son transportados por el viento y corrientes marinas. Estos a su vez, también son ingeridos y/o absorbidos por la fauna local, sufriendo daños a nivel del sistema digestivo.
Por otra parte, existe también otro tipo de residuos sólidos sumergidos y abandonados en los fondos marinos, que alteran el medio ambiente y a las especies que lo habitan. Se trata de, parte de infraestructura o materiales de trabajo como cadenas, escaleras, estructuras de hormigón para la instalación de las balsas jaulas (conocidas como muertos), carretillas y cables de acero, entre otros.
Enmalle de mamíferos marinos
La presencia de la industria salmonera con sus balsas jaulas y la infraestructura que utilizan en sus instalaciones provoca que delfines, ballenas, lobos marinos y otras especies se enreden con facilidad en las mallas y sogas.
Especialmente el defín chileno, especie endémica (también conocido como tonina negra), tiene como principal amenaza a la industria del salmón debido a que se reportan altas tasas de enmallamiento y muerte de esta especie con instalaciones salmoneras. Diversas denuncias se encuentran en SERNAPESCA con evidencias de este problema.
Colisiones con ballenas
Los problemas por colisión a las ballenas son parte del escenario. Desde Chiloé hacia el sur se conforma una verdadera carretera náutica donde todo tipo de embarcaciones y motores se desplazan, mayoritariamente desde la industria salmonera, lo cual esto genera frecuentes colisiones con mamíferos marinos e, incluso, varios individuos han varado producto del impacto mortal.
Un estudio identificó zonas de superposición entre la presencia de ballenas azules, las concesiones salmoneras y la alta densidad del tráfico marítimo, donde es posible observar la complejidad para esta especie en peligro de extinción.
Fecas
La acumulación de fecas y alimento no digerido en el fondo marino es alta debido a la cantidad de salmones en confinamiento que habitan en las jaulas de los centros de cultivo de mar. Esta situación impacta fuertemente a las especies y comunidades biológicas asociadas al fondo marino, así como a la composición y abundancia de plancton en la columna de agua. Además, producto de la acumulación de fecas, aumenta la demanda de oxígeno en los ecosistemas costeros, afectando la sobrevivencia de otras especies. La dispersión de las fecas de una balsa jaula se extiende de decenas a cientos de metros, arrastrada por las corrientes marinas.
Las fecas y alimentos no digerido al depositarse en el fondo marino, genera una costra o capa en la cual se produce anoxia. En Chile la generación de lodos llega a 1.4 toneladas por cada tonelada de salmón producido, constituidos principalmente por desechos orgánicos, como excretas y alimento no consumido.
Zonas muertas
La operación en balsas jaulas de la industria salmonera va produciendo “zonas anóxicas” o con ausencia de oxígeno en los fondos marinos, producto de la acumulación de materia orgánica que impide el desarrollo normal de la vida bentónica (especies que habitan asociadas al fondo marino).
En estas zonas es común la presencia de bacterias de color blanquecino, indicadora de contaminación por alta concentración de materia orgánica, afectando a la biodiversidad en su conjunto.
Esta materia orgánica en descomposición genera gases efecto invernadero como el metano, impactando la capacidad de los fiordos patagónicos de secuestrar carbono, rol clave para mitigar el calentamiento global.
Florecimientos algales nocivos (FAN)
El florecimiento de algas nocivas (FAN) es una situación natural asociada a la abundancia de nutrientes, principalmente fósforo y nitrógeno en la columna de agua. Estas ocurren bajo ciertas condiciones climáticas, como el aumento de temperatura, que facilita su proliferación. Los cultivos de salmones contribuyen o aumentan la carga orgánica (fosforo y nitrógeno) en los ecosistemas por tanto pueden contribuir a FAN más intensas.
Los episodios de FAN han significado la mortalidad de miles de salmones, siendo el caso más destacado el episodio ocurrido el año 2016.
Las FAN son ocasionadas por distintas especies que habitan en el fitoplancton (diatomeas y dinoflagelados), las que provocan mareas rojas y/o mareas café. Las mareas rojas, en general, provocan problemas de toxicidad en moluscos, mientras que las mareas cafés, pueden afectar más a los peces, como los salmónidos.
Ensilaje y transporte de peces
El cultivo de salmónidos (Salmón del Atlántico, trucha y Coho) tiene una fase de cultivo en agua dulce y otra en agua de mar. Los salmones juveniles provenientes de cultivo en agua dulce son ingresados a centros de cultivo en el mar para su engorda y, dependiendo de la especie y las condiciones del lugar, esta fase puede durar entre 8 a 18 o 19 meses.
Durante la etapa de engorda se produce la mortalidad de un porcentaje de los peces que están siendo cultivados. Se calcula que esta mortalidad es del 10 a 11% del número de peces ingresados o sembrados en centros de cultivo para su engorda. Según la regulación vigente, existe un Programa Sanitario General para el Manejo de Mortalidades, en el que se establece que los peces muertos deben ser retirados diariamente, sometidos a molienda y se les adiciona acido fórmico, con el propósito de mantener un pH menor o igual a 4, formado una mezcla homogénea la cual es almacenada en contenedores. A este procedimiento se le denomina ensilaje. Estos contenedores son transportados periódicamente a las plantas de proceso de harina de pescado.
A pesar de que la normativa exige el retiro oportuno de los salmones muertos, puede haber situaciones en las que una parte de esta mortalidad quede en el fondo marino, descomponiéndose y aumentando la carga de materia orgánica.
Impacto visual
La Patagonia es conocida por su atractivo turístico, que incluye su belleza escénica y su naturaleza irrepetible en el hemisferio sur. La contaminación visual de las salmoneras afecta negativamente la experiencia de los turistas que buscan un entorno natural único.
Además, es común ver en la costa centros de cultivos abandonados durante años, verdaderos pasivos ambientales que, más allá del abandono, siguen produciendo contaminación escénica. Esto genera un daño en el paisaje, vulnerando la belleza y perjudicando su valor esencial. La Patagonia no puede estar enjaulada.
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