Por Patricio Segura Ortiz [Leer en El Divisadero]
Mientras que en Chile la industria salmonera se desarrolla dentro de áreas marinas protegidas, en Estados Unidos limitan la producción de granjas de salmones por sus consecuencias socioambientales.
A principios de enero de este año, el Departamento de Recursos Naturales (DNR) del estado de Washington, en Estados Unidos, aprobó por votación unánime una nueva reglamentación que prohíbe la acuicultura comercial con jaulas de peces en el área bajo administración estatal. La decisión fue precedida por dos años de estudios por parte del organismo, las cuales concluyeron con la histórica votación. Una de las razones que impulsaron esta decisión fue la crisis ocurrida en 2017, cuando se escaparon más de 250 mil ejemplares de salmón atlántico (exótico para el Océano Pacífico) de instalaciones de Cooke Aquaculture en el área, lo que provocó una prohibición de la acuicultura de peces no nativos en dicho estado y que se confirma con la votación realizada en enero.
Tras la votación, quien a la fecha Comisionada de Territorios Públicos de Washington, Hilary Franz, explicó las razones para la prohibición: «Nadie puede decir que estas instalaciones no tienen un impacto. Lo hacen. Hay un costo para nuestra institución, para nuestras aguas y nuestro fondo marino. También, para nuestro salmón (endémico) y nuestras orcas. Y no creo que ese costo valga la pena. Evitarlo es absolutamente nuestra mejor solución«, dijo en una nota oficial de la DNR.
Ante esta norma adoptada en Estados Unidos, el director de la ONG Ecosistemas y miembro de la campaña Salvemos la Patagonia, Juan Pablo Orrego, compara la decisión con la realidad de la salmonicultura en Chile.
«Es incomprensible que en EEUU, en el estado de Washington se debate la prohibición de las jaulas de cultivo, mientras en Chile se permite que las salmoneras estén trabajando dentro de áreas protegidas» plantea.
Según el Catastro de concesiones para el cultivo de salmones ubicadas al interior de las Áreas Protegidas, publicado por la campaña Salvemos la Patagonia, de las 1.380 concesiones otorgadas en estas regiones, 408 (30%) están ubicadas al interior de sectores bajo salvaguarda oficial.
Cabe destacar que la empresa causante de la crisis en 2017, Cooke Aquaculture, también desarrolla actividades en Chile. En nuestro país ha enfrentado múltiples cuestionamientos y sanciones producto de sus operaciones, precisamente, en el Parque Nacional Laguna San Rafael, en la Patagonia.
«Hacemos un llamado de alerta a los consumidores internacionales. Esto porque probablemente los salmones que llegan a sus mercados, han generado una gran huella de degradación ecosistémica durante sus cultivos en las regiones sur australes de nuestro país«, concluye Juan Pablo Orrego.
Es así que esta acción evidencia un cambio de paradigma en la manera en que algunos países abordan la relación entre conservación y actividad económica. Mientras en Estados Unidos ciertos estados endurecen las restricciones para proteger los ecosistemas marinos, en Chile la industria salmonera sigue expandiéndose, incluso dentro de áreas protegidas, generando impactos irreversibles.
La pregunta es inevitable: ¿Por qué en Chile se permite lo que en otros países se está prohibiendo? La creciente presión de comunidades, científicos y organizaciones ambientales busca respuestas y, sobre todo, soluciones, como por ejemplo, buscar la salida de las concesiones salmoneras al interior de parques nacionales y reservas nacionales, sin relocalización.