Tripulaciones de empresas de turismo de Aysén, dieron cuenta del hallazgo en el Parque Nacional Laguna San Rafael, aledaño a instalaciones del centro “Huillines 3”, de propiedad de Cooke Aquaculture y que se encuentran prácticamente abandonadas.   El segundo ejemplar de ballena jorobada muerto estaba en un centro de cultivo de la empresa Australis Mar en Magallanes, al interior de la Reserva Nacional Kawésqar. A pocos metros del Centro de Engorda de Salmónidos “Huillines 3”, dentro del Parque Nacional Laguna San Rafael en el Estero Cupquelán, Región de Aysén, apareció el cuerpo de una ballena jorobada (Megaptera novaeangliae).  Las instalaciones, hoy sin operación, son propiedad de Cooke Aquaculture y han protagonizado diversas controversias administrativas y legales, que incluso han llegado a la paralización en 2022 por orden de la Superintendencia del Medio Ambiente (ratificado por el Tribunal Ambiental de Valdivia) de la siembra de 170.000 salmones, por sus posibles efectos ambientales. Uno de los registros fue realizado a fines de octubre por la tripulación de la empresa de turismo náutico Kawésqar Patagonia, que realiza tours desde Bahía Exploradores a la Laguna San Rafael. La ballena, ese día ya a unos 600 metros del centro, “estaba a la orilla de la costa, nos acercamos a apreciarla para verla con mayor claridad, logramos así identificar que se trataba de un ejemplar de una ballena jorobada, de unos 12 a 13 metros” señaló Yimmy Avendaño.  Por lo que se pudo apreciar, “ya estaba bastante hinchada, lo cual genera una data de muerte ya de unos varios días, estamos hablando de unos tres o cuatro, según lo que comentamos con nuestros colegas”. A esas alturas, “el olor está bastante fuerte, así que no nos pudimos acercar mucho más” explicó el guía. Por su parte, Carla Zúñiga, de otra empresa de turismo náutico, explicó que unos días antes, cerca de las 14.30 hrs, de regreso de un tour a la laguna, “nos acercamos a ver un bulto blanco que en la mañana habíamos visto en el mismo sector.  Era una ballena muerta, aparentemente una jorobada de unos 11 metros de largo.  Ya se encontraba hinchada y con presencia de algunas heridas, fue una situación muy triste” señaló.  Ese día, el cuerpo del cetáceo estaba a pocos metros de las boyas del centro. En los días anteriores se había constatado que en dicho sector se habían avistado “soplos” en la superficie, que es el procedimiento mediante el cual una ballena sale del agua para expulsar vapor condensado y así respirar. “Hace unas semanas atrás vimos cercano a ese sector el soplo de una ballena”, dijo Zúñiga.   Aún no hay claridad si se trataría o no del mismo ejemplar, que estuvo nadando por el sector durante semanas. La denuncia ya se realizó al Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca) vía correo electrónico, y se espera que se pueda realizar una autopsia con el fin de establecer claramente la causa de muerte del cetáceo, descartando o confirmando la incidencia que pueda tener la contaminación presente en el lugar, principalmente de plásticos y microplásticos. Actualmente el Centro de Engorda de Salmónidos “Huillines 3” se encuentra sin personal y prácticamente abandonado, con las boyas, pasillos y el pontón acuícola.  En el interior de este último, se constató en una reciente visita, existen contenedores rotulados como depósitos de elementos químicos, y sustancias peligrosas, tóxicas y corrosivas.   Otro caso en Reserva Nacional Kawésqar en Magallanes Este acontecimiento se suma a otro hecho similar ocurrido también por esos días en la Reserva Nacional Kawésqar, Región de Magallanes, donde Sernapesca fue notificada sobre el hallazgo de una ballena jorobada muerta en un centro de cultivo de la empresa Australis Mar, ubicado en el Seno Glacier.  A raíz de esto, el organismo derivó los antecedentes a la Fiscalía Regional, ya que, si bien “la empresa nos informó sobre lo ocurrido, es crucial investigar cómo sucedió y adoptar las medidas necesarias para el adecuado retiro del cetáceo del centro de cultivo” señaló al respecto Ximena Gallardo, directora Sernapesca Magallanes.

Situaciones como ésta son las que han alertado a las organizaciones regionales, nacionales e internacionales, y han llevado a exigir la salida de los centros de cultivo de las áreas protegidas, sin relocalización, bajo el alero de la campaña “¡Salvemos la Patagonia!”. Esta es impulsada por la Alianza por la Defensa de las Áreas Protegidas, que aglutina a 50 organizaciones de Aysén y Magallanes, entre otras del resto del país y el extranjero.