Foto: Eduardo Sorensen

 Áreas Protegidas: un aporte para Chile y el mundo

Las Áreas Protegidas de la Patagonia constituyen una manera efectiva de enfrentar la crisis climática y de extinción de especies: restauran, protegen y entregan servicios ecosistémicos, parte esencial del paisaje del país. Favorecen la educación, la investigación, la innovación, el turismo, la recreación, entre tantos otros atributos con visión de futuro.

Permitir que las áreas protegidas de la Patagonia estén vulneradas por la actividad de la industria salmonera en su interior, es profundizar esta crisis.

Captura de carbono

Según Naciones Unidas, más que calentamiento global, el planeta está en estado de ebullición. Las soluciones basadas en la naturaleza han demostrado ser el camino más efectivo y coherente para conseguir los objetivos de desarrollo sostenible y abordar la crisis climática.

El carbono que secuestran las áreas protegidas de la Patagonia chilena almacena casi el doble que los bosques de la Amazonía por cada hectárea. La diversidad de especies vegetales, animales, hongos y algas tiene un vínculo directo con el bienestar de las personas, tanto las comunidades aledañas, el país, como el mundo. Los bosques de algas también cumplen un rol fundamental para la captura de carbono, por ello proteger y cuidar el sistema marino es relevante. Las áreas protegidas son una garantía para que la función de captación de carbono siga contribuyendo a contrarrestar la crisis climática, hecho indiscutible comprobado por científicos de todo el mundo.

Permitir que las áreas protegidas de la Patagonia estén en riesgo por la actividad salmonera en su interior es profundizar en el problema y perjudicar las soluciones.

Servicios ecosistémicos

Las áreas protegidas de la Patagonia como espacios que resguardan valiosa biodiversidad, contribuyen en el mantenimiento de ecosistemas únicos en el planeta. Además, cumplen funciones como purificar el agua, fortalecen el control biológico, propocionan hábitat para especies polenizadoras, protegen el suelo, regulan el clima. Ejercen la función de control de erosión y formación de suelo, son un regulador y creador de ciclos de nutrientes y además, nichos ecológicos para especies endémicas.

Las áreas protegidas con sus servicios ecosistémicos, también son un aporte directo a la economía local y nacional.

Como ejemplo, un reciente estudio de la Universidad Austral cuantifica el impacto de las áreas protegidas para la región de Aysén, concluyendo que el valor en los servicios ecosistémicos que proveen a la región es de aproximadamente USD$20.000 millones anuales. En tanto, el valor de los servicios ecosistémicos provistos por siete de sus parques nacionales en esa misma región, se estima aoriximadamente en USD$4.500 millones anuales.

Importancia mundial de los ecosistemas marinos de la Patagonia

La Patagonia chilena cuenta con aproximadamente 100.627 km de borde costero que incluye 40.050 islas (Tecklin et al., 2021), numerosos fiordos y canales, lo que genera una complejidad geomorfológica, hidrográfica y oceanográfica que la transforman en una de las zonas mega-estuarinas más grandes del mundo (Hucke-Gaete et al., 2021).

El mar de la Patagonia además es una ruta migratoria de diversas especies. Es también un lugar donde ocurren procesos ecosistémicos clave para la biodiversidad. Es un verdadero refugio donde las ballenas azules, sei, francas, fin y jorobadas, o los albatros, fardelas y gaviotines migran anualmente. También es la residencia permanente de nutrias, lobos marinos, delfines, marsopas, albatros de ceja negra, pingüinos de Magallanes y cormoranes imperiales.

Si bien en la Patagonia chilena falta desarrollar muchísimas investigaciones científicas, en cuanto a la presencia de vertebrados marinos, al momento se han registrado 56 especies de mamíferos marinos (representa el 42% de la riqueza de especies de ese grupo a nivel mundial); se han registrado 32 especies de cetáceos, de aproximadamente 44 especies presentes en todo el país; 6 especies de carnívoros marinos (lobos marinos, lobos finos, focas y nutrias. Existen al menos 19 especies de pequeños cetáceos (delfines, zífios y marsopas). Destaca el delfín chileno, única especie de cetáceo endémico de Chile. También se encuentran a lo menos 109 especies de aves, representando el 30% de la riqueza de especies a nivel nacional. La Patagonia alberga cerca del 50% de las aves marinas registradas en Chile (Hucke-Gaete et al., 2021). 

Presencia de especies relevantes como delfines y ballenas

Una particularidad del mar de la Patagonia chilena, es que la habita uno de los cetáceos más pequeños que existe, el delfín chileno (Cephalorhynchus eutropia), la única especie de cetáceo endémico de Chile (Viddi et al., 2015). No quedan más de 2.000 delfines chilenos, un número muy bajo en comparación con otras especies del mismo género. Los delfines tienen preferencia por las aguas costeras, poco profundas e influenciadas por los ríos, lugares en que se sitúa la industria salmonera. Científicos advirtieron en 2010 la necesidad de excluir estas áreas de la instalación salmonera para proteger el hábitat de esta especie única en el mundo y poco conocida (Viddi et al., 2010).

Por otro lado, la Patagonia es una ruta esencial para la sobrevivencia de distintos tipos de ballenas. Su flujo migratorio debe convivir con la carretera náutica de las distintas embarcaciones de la industria. Se han registrado choques con ballenas azules y ballenas sei, ambas en estado de conservación En Peligro (EN) para el mar austral y que probablemente, no puedan sostener mortalidades adicionales a las naturales (Hucke-Gaete et al, 2005; Bedriñana-Romano el al., 2018).

Hoy, los delfines, ballenas y otros mamíferos marinos deben vivir con los riesgos de redes y residuos, además de convivir con la contaminación acústica de las embarcaciones, entre otros. Las áreas protegidas garantizan la existencia de refugios para todas las especies que habitan estos ecosistemas intervenidos por la industria salmonera. La relación entre tierra y mar es fundamental para la integridad de los ecosistemas de la Patagonia. Entre Puerto Montt y Cabo de Hornos, menos del 1% de los ecosistemas costeros patagónicos (litorales, canales, fiordos y bahías) se encuentran resguardados.

Turismo y economía

El turismo es una actividad económica importante para el país. Cada vez son más las personas que viajan a conocer Chile, movilizados por su impactante naturaleza, con especial atención en la Patagonia. Según un informe del Banco Mundial, por cada dólar invertido en áreas protegidas y en apoyo del turismo basado en la naturaleza, el retorno económico es al menos seis veces superior a la inversión. La fragmentación del paisaje, la contaminación acústica y de residuos, afectan severamente el interés turístico. El incentivo del turismo de naturaleza requiere de conservación efectiva. Chile cuenta con un potencial para mantener y fortalecer el turismo de naturaleza.

Identidad

Las áreas protegidas conservan el paisaje, espacios donde múltiples interacciones permiten la vida de plantas, animales, hongos y otras especies. Un país que conserva su paisaje y que respeta las distintas formas de vida, fortalece sus rasgos identitarios y son una expresión de soberanía. Incluso, nuestra geográfia es tan impresionante y valorada a nivel mundial, que Chile ha obtenido premios internacionales como destino destacado asociado a paisajes naturales.

Las áreas protegidas son parte fundamental de la relación entre el patrimonio natural y cultural, especialmente para las comunidades aledañas.

Educación

Las áreas protegidas aportan a la educación, la ciencia, la innovación. Son laboratorios naturales. La humanidad se beneficia de cada uno de los procesos de conocimiento de su naturaleza, ofreciendo oportundiades para la medicina, farmacéutica, arqueología, geología, botánica entre otras tantas ciencias y saberes.

Alterar las condiciones naturales de estos espacios es destruir el desarrollo de ese conocimiento, y pone en riesgo las condiciones de vida o de mantenimiento de especies. Con el impacto dañino que las salmoneras están generando al interior de nuestros parques y reservas en la Patagonia chilena, se pierde para siempre la oportunidad de estudio, comprensión, conocimiento y avance científico de esta zona del planeta.

Las áreas protegidas han sido y son parte de las políticas públicas promovidas por todos los gobiernos: fueron creadas para todas y todos los chilenos. Además, son un refugio de la biodiversidad, resguardo del paisaje y patrimonio de libre acceso para todos.

Conservar de forma efectiva las áreas protegidas depende de contener sus amenazas.
La actividad industrial de salmonicultura no es compatible al interior de ellas.  

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