Por: Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

No bien nos habíamos bajado de un barco cuando ya nos estábamos embarcando en otro. Esto, el viernes pasado en la Queulat, para dirigirnos a las Islas Huichas. (¿ese toponímico será chono?). ¡Esta saliendo navegado este año parece!

Y bueno, íbamos unas 25 personas a Las Islas Huichas en un hermoso día veraniego a un encuentro/ asamblea de la Red de Protección y Defensa del Territorio, invitados por la comunidad, en específico organizaciones de pueblos originarios y de pescadores. Y aparte de nuestra asamblea en aspectos organizativos y revisar casos de extractivismo, el ir allá fue un respaldo y energizante a esa comunidad bastante maltratada y abandonada, en una de las zonas de sacrificio de nuestro país. La verdad es que nos recibieron con mucho cariño y hospitalidad y creemos estaban felices con nuestra presencia y nosotros estuvimos muy a gusto y quedamos muy agradecidos. Así fue como supimos de primera mano el lugar y aspectos de la vida en ese archipiélago, conocimos la radio Brisas del Sur y su trabajo, hicimos un recorrido por la acumulación de basuras salmoneras y un peculiar centro de cultivo con UTI  (unidad de respiración artificial incluida), ubicado frente a Puerto Aguirre y que en la noche se divisaba como un Caleuche. UTI, porque incluye en grandote módulo de oxígeno para tratamientos intensivos y así evitar volver anaeróbico el mar de ese lugar. O sea, en vez de bajar la densidad le inyectan oxígeno. Una solución que sirve hasta para tapar sobreproducción. Y claro, ese oxigeno le servirá a los salmones y mantener las ganancias de la empresa, pero vaya saber si a la vida circundante.  De ahí continuamos por entre las pintorescas islas del sector hacia el seno Elisa y una hermosa playa con almejas, mientras un grupo iba al itsmo que da a Caleta Vidal por el otro lado y donde suele haber una impresionante acumulación de basura plástica, hoy en día principalmente salmonera. Mientras estuvimos en la playa conjeturamos con Paolo Matissine sobre la posible existencia de un conchal y conversamos con Sofia Cabero, admirable mujer quien es pescadora además de dirigente indígena, sobre el tema del combustible que por allá tiene un altísimo costo, lo cual evidentemente le complica la existencia a la pesca artesanal. Eso, mientras la flota salmonera no paga impuesto a los combustibles y un tiempo atrás vendían sus excedentes de petróleo en el mercado negro y lo que les sobraba lo tiraban al mar (dicen que ya no ocurre). Paolo, a la vuelta nos mostró un conchal que debe tener mas de cuatro metros de altura. Estos son un típico vestigio de los Chono y en este caso se apreciaba también en un nivel antiguo (de hace unos 400 años o más) un humero humano. Lo grande del conchal, aparte de hacernos sentir la presencia de los originarios, nos hizo reflexionar sobre la abundancia de mariscos que hubo en ese sector. De hecho, Erwin Sandoval nos mostró un texto en que figuraba una conservera en lo que posteriormente llego a ser Pto. Aguirre ya en 1870. Y hasta hace poco existió esa industria de valor agregado ahí. Pero, por lo visto, sobreexplotaron el recurso y los efectos del poblado y salmoneras con sus efluentes en ese mar tampoco ayudan. Esa es una de las causas para que por ahí no les gusten las salmoneras.  Otra que escuchamos bastante, es la población flotante de gente que provoca daño. A Sofia ya le han sacado y dañado tres veces sus embarcaciones y después nadie se hace responsable y rara vez se hace justicia.

El domingo tuvimos una tarde con presentaciones a la comunidad, entre ellas, sobre las particulares características del mar aisenino y antecedentes sobre salmoneras en áreas protegidas de Aisén, terminando con el estreno del filme de producción italiana “Amanda” que tuvo la participación de las y los lugareños y que trata de una historia de protesta a la salmonicultura. Y francamente nos sentíamos siendo Amanda protestando en la famosa y multitudinaria manifestación del “estallido social” de octubre del 2019.

Finalmente, viajamos de vuelta en la Queulat de madrugada, mojados con la habitual lluvia del litoral y escribimos esta columna mientras tratamos de recuperar el sueño y metidos ya en la próxima reunión, por lo que evidentemente el tema da para más y esperamos nos disculpen algún error y omisiones. | Leer en Aisen Reserva de Vida