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La investigación citada se centró en el estudio de hábitats de algas pardas gigantes (Macrocystis pyrifera) en tres áreas protegidas de la Patagonia chilena: Reserva Nacional Las Guaitecas, Reserva Nacional Kawésqar y el Parque Nacional Isla Magdalena.

Un reciente artículo del diario español El País ha puesto en evidencia, una vez más, las amenazas que enfrentan los bosques de algas gigantes en el mar de la Patagonia chilena debido al calentamiento global y la salmonicultura. Según una investigación del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), estos ecosistemas, ubicados en áreas protegidas del extremo sur de Chile, están en riesgo por el cultivo industrial de salmón y el cambio climático.

El estudio identifica puntos críticos específicos de riesgo en los fiordos de la Reserva Nacional de las Guaitecas, donde se han denunciado más de 80 casos de sobreproducción de salmones.  En el Parque Nacional Isla Magdalena, una de las áreas protegidas incluidas en el acuerdo suscrito entre el gobierno y las salmoneras para el retiro de centros de cultivo, la investigación detectó un mayor riesgo asociado al cambio climático. El aumento de la temperatura del mar y los cambios en las corrientes oceánicas afectan la distribución y crecimiento de estas algas, fundamentales para la biodiversidad marina y la estabilidad ecológica de la región.

“En escenarios sin cambio climático, las concesiones acuícolas siguen siendo un factor significativo de riesgo, pero el cambio climático exacerba la amenaza general”, explicó al diario El País, María José Martínez-Harms, académica de la Universidad Santo Tomás e investigadora de IEB.

Estos bosques submarinos cumplen un rol clave en la mitigación del cambio climático, ya que capturan grandes cantidades de carbono, reducen la fuerza de las olas y controlan la erosión costera. Además, actúan como filtros biológicos, eliminando el exceso de nutrientes que podría provocar la eutrofización de los ecosistemas acuáticos.

“Este estudio sólo refuerza lo que hemos solicitado como campaña Salvemos la Patagonia, que las áreas protegidas sean realmente protegidas, porque son espacios claves para la biodiversidad. Las consecuencias de la salmonicultura son cada vez más evidentes y en un escenario de crisis climática debemos trabajar por una mayor protección, partiendo por las áreas protegidas. Además, debemos considerar que estos ecosistemas son base de múltiples actividades económicas de las comunidades del litoral, por lo tanto, el impacto de la industria evidenciado en el estudio, ha de medirse en su impacto sobre dichas actividades económicas locales”, explica el presidente de la Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén (CODESA) y miembro de la campaña Salvemos la Patagonia, Erwin Sandoval.

La campaña «Salvemos la Patagonia», que reúne a más de 50 organizaciones, hace un llamado urgente a las autoridades y a la ciudadanía para tomar medidas concretas que protejan estos valiosos ecosistemas. El retiro de concesiones salmoneras en áreas protegidas y una fiscalización más estricta son acciones fundamentales para evitar la degradación de los bosques de algas y conservar la biodiversidad única de la Patagonia.